lunes, 15 de octubre de 2007

10 dinar, precio de amigo


Mood: Bah, me la juego!
Musica: Kaoma - Lambada (Sólo Christian y yo sabemos por qué xD)



A veces las tormentas que se avecinan nos proporcionan más belleza que el más placentero y sosegado día.
Y si son eléctricas, mucho mejor.

"-Las personas con bigote siempre se han visto obligadas a vivir al margen de la sociedad, créeme. Ahí tenemos a Hitler, por ejemplo, o a Trotsky. O a Frida Kalo [...] Hazme caso. Olvídate de los tipos con bigote y hazte con una rubia de ojos verdes." - Don Agamenón Rodríguez Liandres.

AKA, de José Ramón Pérez.


Por eso los tunecinos siguen siendo tercermundistas, porque se empeñan (el 92'34% de los varones) en atusarse brunos y decadentes mostachos.
Sí amigos míos. El hecho de que Túnez no levante cabeza se debe a una tradición física que les ha anclado en el pasado y en la desdicha que provoca el sentirse inferior a quién les da de comer.
Duro, pero sólo así se explican ciertos comportamientos de esas gentes que dicen "precio de amigo" o "yo salgo perdiendo", "bancarrota", etcétera (con ese acento que pensábamos que exageraban en las películas).

Sí señores míos (y señoras, que luego el género omitido se me irrita), es cierto. Todo lo que dicen es verdad. Y lo demás, mentira.

Eso sí, en el hotel, encantadores. Nada que reprochar. También les pagan para tener una sonrisa sempiterna. Yo no, desde luego, pero alguien lo hará por mí. Y por mi acompañante, claro.
También alguien pagó mis incontables cervezas, vermouths o gin-tonics que ingería sin descanso ante la alternativa del no hacer nada.
Porque eso es lo que puedes hacer alrededor de un resort de éstos de all inclusive, amén de algún partido de voleibol, wáterpoló o petanca, rodeado de alemanes de 1 metro y 98 centímetros que insisten en explicarte las cosas en un alemán que sólo ellos entienden. Sí, desde que nunca estudié esa lengua he perdido algo de práctica. Tienen que disculparme.

A pesar de todo, he de decir que lo pasamos bien. Una curiosa experiencia que no recomiendo a nadie en similares condiciones a las de los protagonistas. Al menos llevad un buen grupo de amigos y amigas con las que tontear o, simplemente, una pareja que, además de estar buena, pueda mantener una grata e interesante conversación.
Yo tuve suerte. Tenía un buen libro (grata sorpresa) y un buen amigo con el que poder hacer el imbécil hasta hartarnos y luego retomar interesantes, profundas, triviales o absurdas conversaciones que no llevaban a nada, o a la absoluta solución de un problema mundial cualquiera. Todo esto después de dos vermouths rosso, de marca indefinida, y sin dosificador, claro está, pero con una rodaja de lima deliciosa.

Y no mucho más. Bueno no, mentira. Sí que hubo mucho más, pero eso me lo reservo en mi castigada cabeza, que es donde mejor puede participar. Recuerdos como vivir una semifinal del mundial de rugby rodeado de ingleses (y unos pocos franceses), que borrachos hablan de fútbol casi tan apasionados como yo mismo; o hablar durante horas con un polaco que dejó a su familia por hablar con unos desconocidos españoles sobre 1000 y un temas que atañen a todo joven preparado que se precie; o comprobar cómo los tunecinos pueden odiar tanto a su tierra como para hacer de ella un vertedero, que sólo se limpia por donde pasa el europeo, para que la ausencia de ganas de trabajar y, por ende, de industria, los "obligue" a vivir de limosnas que ellos mismo se encargan de robar, por no molestar al turista, que ya bastante tiene con lo suyo.
Nunca te fies de un moro. Llevan años timando y siguen sumidos en la pobreza, eso no es inteligencia. Gracias que siempre existen excepciones. Siempre.

En fin, como parodiaba mi acompañante Christian, 'los moros nos alimentamos de odio, joder a los demás nos hace feliz' (con ridículo acento magrebí). Exagera. Continuar con absurdas tradiciones y vejaciones ante ellos mismos y, especialmente, a la mujer, también parece hacerles felices.

Antes de que me tachéis de racista, he de aseguraros de que lo único que critico es la actitud, y eso me da igual de quién venga. Por cierto, ellos son más racistas que nosotros, os lo puedo asegurar. No es una simple visión sesgada del asunto.

Y ahora, como dijo cierto vejete en la ya citada obra:

"-Contra mi voluntad, me entregaré a partir de hoy al vicio y a la depravación hasta donde me lo permita mi desahogada cuenta corriente. Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo."


No os entretengo más, buenas noches.





7 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya. Interesanto tu actualización. Aunque no nos recomiendes a nadie un viaje así, lo que cuentas es interesante. Siempre está bien conocer otros lugares y otras gentes, aunque solo sea para saber lo malo que hay por ahí.

Mi viaje a Sitges también ha estado bien, pero más que nada por las películas que he visto.

Anónimo dijo...

Si tu sigues estudiando informática, jamás podré cogerte :(

xD

maría dijo...

Que recuerdos me trae esa canción!! :D
Si hago un viaje de esas características, me llevaré a un buen grupo de amigos tonces. ^^
A ver... porque aún no conseguí salir de la península ibérica :$
Con lo que me gusta ir por ahí, lástima tener unos amigos aburridos. :D

Anónimo dijo...

Interesantisimo blog, con lenguaje corriente pero no pedante. Rubi t apoyo en tu visión de los "moros", yo me refiero a todos los musulmanes en gral, pero viene a ser lo mismo, solo q menos despectivo. Espero q lo hayais pasado bien.

Desde la bella italia, un amigo q t aprecia. Un abrazo

rbn dijo...

@Carola: Seguro que tu viaje fue a un lugar más civilizado que al que fui yo...

Dejaré de estudiar informática cuando tú dejes de ver cine :D

@maria: Has bailado muchas lambadas? xD
Te pierdes mucho si no sales de la península. Aunque sólo sea comprobar que no hay nada mejor que lo de aquí. Cambia de amigos xD

@Jesús: Gracias por especificar, a título personal, que con corriente querías decir: "nada corriente, sino culto y conciso a la vez".
Eu tamén te aprecio ;)
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Actualiza!!

JG dijo...

Mmmm ... no se, en este post (invertir en dinares) comentan algo que me pone a pensar un poco.